miércoles, 23 de enero de 2008

La Anunciacion de PODESTA

La primera anunciación de Cecilia Podestá



Por: Carlos Eduardo Quenaya



La primera anunciación es el título del tercer libro de Cecilia Podestá. Este libro supone, fundamentalmente, una muestra de la labor poética realizada por Podestá luego de Fotografías Escritas; libro al que, si bien no le faltaban virtudes –en tanto significaba una primera entrega- tampoco reunía precisamente un derroche de ellas, pues evidenciaba las trazas de su aprendizaje.

De esta manera Podestá se arriesga luego de cuatro años, y una pieza teatral de por medio, con un poema largo, prosaico (¿narrativo?), que pretende –por lo que parece- dar una vuelta de tuerca a ciertas imágenes religiosas, concebidas ordinariamente como sagradas.

La primera anunciación es la historia –¿la historia?- sí, la historia de José que, a los 98 años de edad es visitado por Gabriel, ángel que le revela toda la miseria futura que le espera luego de que anuncie a María su destino de madre virgen. El poema es el largo monólogo de José que trata por todos los medios de convencer a María de cambiar su destino de santos por uno de simples mortales.

Así las cosas, tenemos unos primeros versos efectistas: Yo quiero que ese niño nazca muerto/ Poco me importa ser el padre de un salvador. La desgracia que les traerá a ambos el nacimiento de ese niño; cierto pedófilo deseo de José por poseer a María y el anhelo de tener una vida apacible, son los tópicos que se repiten a lo largo de un texto diagramado en 55 páginas. No obstante, casi en todos los casos los cortes en el poema no se imponen ni por el ritmo ni por el término de ninguna idea o sugerencia poética.

El texto avanza y se reitera una y otra vez sobre las tribulaciones de José que comienza a recitar de memoria los lugares comunes de la historia bíblica: la crucifixión, la traición de Judas, los ladrones crucificados, el Ave María completo, etc. Podestá, ciertamente, no sorprende por su erudición en el tema. Tampoco sorprende por su riqueza imaginativa, pues en más de un momento las imágenes poéticas brillan por su ausencia. La transparencia narrativa de La primera anunciación paga el alto precio de la sequedad poética, que sumado a la prácticamente imperceptible ritmicidad del texto hacen que en conjunto uno tenga la sensación de haber recibido gato por liebre.

Las palabras finales de María que cierran el libro son la cursi lamentación que podría, sin ningún problema, ser parlamento de alguna desolada actriz mexicana: Sobre esta mesa,/ Que construyó tu padre para nosotros/ No volveremos a comer del Cristo/ Que jamás perdonará el amor.

Si La primera anunciación toma como personajes centrales a dos símbolos esenciales de la tradición cristiana, no logra con ellos potenciar nuevas lecturas de esa tradición o socavarlas al punto de volverlas más cercanas a nosotros. Por el contrario, La primera anunciación agota rápidamente su caudal significativo, ya que en este caso la sencillez y la facilidad con que el lector puede abordar el poema no sugieren horizontes de significado más complejos. Naturalmente, el lector interesado deberá ir en busca de este libro y formar su propia opinión.

ver parte de la obra comentada en www.diccionariodepoetas.blogspot.com

2 comentarios:

Estereograma dijo...

Siempre tan sincero y claro y con argumentos. HAy algunas cosas que no comparto de tu lectura, pero aún así creo que en general das en el blanco:nada del otro mundo. Un saludo Carlos Quenaya, esperamos verte pronto por Lima. Jesús Solís.

Unknown dijo...

gaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa